Noche de furia en La Bombonera: Boca perdió con Independiente y los hinchas estallaron contra el equipo y Riquelme

La Bombonera se vistió de gala una vez más, pero la noche copera terminó en pesadilla para Boca Juniors. Con la abstinencia de Libertadores a cuestas, los hinchas hicieron una tregua, cerraron la grieta por un rato y se unieron en un grito único para empujar al equipo de Mariano Herrón. No alcanzó. El nivel de Boca volvió a estar por debajo de lo esperado, perdió 1-0 con Independiente y quedó afuera de otro certamen. La bronca fue generalizada: casi todos los futbolistas se fueron abucheados, y la comisión directiva, con Juan Román Riquelme a la cabeza, fue el blanco de insultos.

Un recibimiento efervescente que se desinfló

El Alberto J. Armando lució explotado desde temprano. Con el ingreso de los jugadores para los ejercicios precompetitivos, los fanáticos xeneizes ya picaban el duelo con los Rojos. «El que no salta, se fue a la B», fue el cántico inicial para recibir a los visitantes. Enseguida, volvieron a recordar su descenso con el clásico «Los grandes no descienden, los grandes no descienden…» y la coreografía del «suben y bajan» con los brazos extendidos. Los dirigidos por Julio Vaccari, concentrados en su tarea, no respondieron a las chicanas. Un detalle que llamó la atención fue la presencia de la mesa chica del presidente de Independiente, Néstor Grindetti, incluyendo al propio mandatario, pisando el campo de juego durante varios minutos en la previa.

Cuando las voces del estadio nombraron a los jugadores locales, los aplausos fueron amesetados, un claro indicio del clima que se avecinaba. Solamente Milton Delgado, Milton Giménez y Miguel Merentiel –este último, capitán improvisado ante las ausencias de Cavani y Rojo– lograron levantar el tono de las palmas. Los silbidos, en cambio, se hicieron sentir para Tomás Belmonte, uno de los más resistidos en los últimos tiempos.

Show de luces y humos, pero la oscuridad se adueñó del resultado

La salida de los equipos fue un espectáculo de fuegos artificiales y humos con los colores característicos, entre chicanas a Independiente y un aliento incondicional para los propios. «Para ser campeón, hoy hay que ganar», rezaba el mensaje que proponían las cuentas oficiales en la previa, buscando la unidad y las expectativas renovadas a pesar de la floja presentación contra Lanús, que solo se superó con una angustiante clasificación por penales.

Sin embargo, la noche iba a estar cruzada para los de azul y oro. El Xeneize, que no encontró el rumbo en ningún momento del partido, cayó 1-0 ante el Rojo. La derrota significó la despedida del Torneo Apertura y desató una reprobación generalizada. Los hinchas, dolidos por una nueva eliminación y el bajo rendimiento, volvieron a cantar con fuerza contra la comisión directiva, poniendo fin a la tregua y reabriendo la grieta que se había intentado cerrar por una noche. La Bombonera, que soñaba con una noche de gloria, terminó siendo testigo de una de las noches más calientes del último tiempo.