Un «accidente» fraguado que llegó a juicio
El «gendarme carancho», al banquillo de los acusados
El juzgado federal 1 de San Isidro elevó a juicio oral la causa contra Juan López Torales, el comandante de Gendarmería que simuló ser atropellado en la Panamericana por un manifestante durante las protestas de julio de 2014 contra los despidos masivos de la multinacional autopartista Lear.
El juzgado federal 1 de San Isidro elevó a juicio oral la causa contra Juan López Torales, el comandante de Gendarmería que simuló ser atropellado en la Panamericana por un manifestante durante las protestas de julio de 2014 contra los despidos masivos de la multinacional autopartista Lear. Lo particular de este caso es la delirante e incluso antisemita estategia de su defensa: impugnan el testimonio del sobreviviente de la ESMA y miembro de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, Enrique «Cachito» Fukman, acusándolo de haber montado una «operación militar» que aprendió en Israel. La puesta en escena de López Torales sirvió de base para criminalizar a los manifestantes. «Quedará en la historia como la acción más ridícula que se pueda imaginar, pensada para criminalizar la protesta social, que no por delirante dejó de ser grave. Tenía todos elementos de la ilegalidad porque incluyó la dirección en el terreno de un ex militar», dijo a Página/12 la abogada y dirigente trotskista Myriam Bregman.
La ex diputada nacional del FIT-U menciona las directivas para que Torales concretara la repudiada conducta, que provinieron de otros miembros de esa fuerza represiva y de personal de civil que reportaba directamente al entonces secretario Seguridad de la Nación Sergio Berni. Bregman alude concretamente a Roberto Galeano, un coronel de inteligencia retirado del Ejército, contratado por Berni para infiltrarse en las protestas entre los manifestantes y marcar a quienes luego detendrían. Galeano –experto en tareas de inteligencia y asesor personal de Berni– había sido separado de la fuerza por orden de la ex ministra de Seguridad, Nilda Garré, pero fue recontratado por su sucesor.
Poco antes del fraguado «accidente», el coronel retirado había estado caminando entre los manifestantes para identificar a los dirigentes que luego serían detenidos, vestido de civil, con una barba blanca y campera azul deportiva. Los manifestantes lo habían detectado y filmado. Así, Galeano protagonizó un episodio de infiltración de un miembro de una fuerza de seguridad entre la población civil para realizar tareas de inteligencia, un acto prohibido por la Constitución. Aún así, fue sobreseído.
Todo esto fue confirmado por el propio López Torales en la causa cuando solicitó ampliar su declaración indagatoria y detalló el rol que cumplía Galeano como hombre directo de Berni en el terreno. Sin embargo, el comandante que se hizo conocido como «gendarme carancho» –nombre que se les da a los abogados que simulan accidentes para cobrar indemnizaciones–, nunca admitió haber planeado y provocado la colisión con el auto para inculpar y detener al manifestante Christian Romero, que participaba de la caravana en la autopista Panamericana. En definitiva, las imágenes que recorrieron el mundo no dejaron lugar a dudas.
Este viernes podría ser fijada la fecha del proceso oral y público para juzgar a López Torales por privación abusiva de la libertad y falso testimonio, acusado por la querella y por el fiscal Fernando Domínguez. Durante la instrucción, el gendarme carancho insistió ante la jueza federal Sandra Arroyo Salgado que fue atropellado, y esto le valió la acusación por falso testimonio.
Su defensa, a cargo de Oscar Gauna, aduce que «Cachito» Fukman fue instruido en Israel «con una preparación superior militar, con un entrenamiento especial para conducir Operaciones Tácticas (sic). «Las Operaciones especiales que llevan a cabo las Tropas Comando, como las dirigidas por el extinto (Fukman falleció el 13 de julio de 2016), fueron las primeras de esa índole realizadas en América del Sur». Para más detalles, la defensa del gendarme carancho describió que «el conductor de la operación tiene en cuenta un acto principal de maniobra que es ‘la evasión y escape’, cuando las fuerzas del orden público descubren la maniobra, para evitar detenidos, sacrifican a las líneas medias como sucedió con el señor Romero, que sirvió como anzuelo para que Fukman y sus comandos pudieran desaparecer del teatro de operaciones como sucedió».
Desde la querella que encabeza el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (Ceprodh), con los abogados Matías Aufieri y Carlos Platkowski, entienden que «este tipo de teorías conspirativas, como el supuesto Plan Andinia en que se involucró la Policía Federal, tal como se relata en el libro Iosi, de Miriam Lewin y Horacio Lutzky, han tenido resultados catastróficos».
Del delirio a los hechos
Fukman participó ese 30 de julio de 2014 de la protesta de los trabajadores de Lear junto a la Madre de Plaza de Mayo Elia Espen y a otros referentes de la lucha por los derechos humanos. Cuando Gendarmería montó esta provocación, Cachito procuró resguardar a Espen y volvió para denunciar ante la prensa lo que ocurría. Desde el Ceprodh afirmaron que «donde ellos ven un ‘enfrentamiento de dos fuerzas tácticas, la fuerza israelí y la fuerza Argentina de Gendarmería Nacional’ (sic), nosotros vemos un gran ejemplo de solidaridad con una lucha obrera por parte de estos dos enormes luchadores por los derechos humanos, más allá del origen o religión de sus participantes». Y también se preguntaron cómo es que Gendarmería obtuvo esa supuesta «información» sobre Fukman.
En las primeras semanas tras el episodio, la consecuencia del acting de López Torales fue la apertura de causas contra Romero y otros manifestantes, pero todos ellos finalmente fueron sobreseídos.
«¡Dale, bajalo a los palazos, carajo!», fue la orden de Galeano para ordenar el arresto de Romero, quien se encontraba manifestando a bordo de su Corsa en la Panamericana en defensa de los obreros despedidos de Lear, como parte de una caravana motorizada de protesta que ralentizaba el tránsito a una velocidad mínima. Acto seguido, los gendarmes sacaron de los pelos a Romero, le pisaron la cabeza, lo arrastraron y lo detuvieron acusado de atentado, resistencia a la autoridad y lesiones culposas.
Las contundentes, y hasta ridículas, imagenes del video que mostraba a Torales simular un choque para detener al manifestante llegó a causar indignación en la opinión pública y provocó una confusa reacción del ex ministro Berni, quien primero lo defendió y luego echó al jefe del operativo.
Fuente Página12