Aguilares presenta una innovación ambiental sin precedentes:
Estudiantes del Técnico desarrollaron una baldosa drenante inteligente para combatir inundaciones y el calor urbano
Un grupo de jóvenes del Técnico de Aguilares, una de las escuelas experimentales de la Universidad Nacional de Tucumán, presentó un proyecto científico que podría convertirse en una de las soluciones ambientales más prometedoras para el sur provincial. Se trata del Proyecto BADIA, la Baldosa Drenante Inteligente Autónoma, diseñada para mitigar las inundaciones urbanas y reducir las temperaturas superficiales en ciudades altamente cementadas como Aguilares.
Instituto Técnico de Aguilares, UNT Tucumán iniciativa fue desarrollada por los estudiantes: Eowlyn Orellana Montenegro, León Socolsky Smael, Sofía Valentina Faccioli y un docente Asesor: Maximiliano Lucas Matías Asan
Representando al colegio Instituto Técnico quienes expusieron públicamente los primeros resultados de los ensayos técnicos y recibieron una distinción por la calidad científica y el impacto social del trabajo.
El problema: inundaciones, microplásticos y calor extremo
Durante la presentación, los estudiantes contextualizaron la situación ambiental del sur tucumano.
Sofía explicó:
“En Aguilares tenemos 27 kilómetros cuadrados de superficie cubierta de cemento. Eso agrava el efecto de isla de calor y genera sobrecargas del desagüe pluvial”, describió.
También señalaron el impacto de la acumulación de neumáticos fuera de uso —una problemática frecuente en basurales y rutas provinciales— que se fragmentan en microplásticos contaminando suelo y ríos.
La solución: una baldosa que drena, retiene agua, se enfría y funciona sola
La BAL está fabricada a partir de caucho reciclado, lo que permite reutilizar neumáticos descartados, transformándolos en un material permeable capaz de absorber grandes volúmenes de agua de lluvia.
Sofía lo explicó así:
“Nuestra baldosa es drenante porque permite la permeabilidad del agua; es inteligente porque tiene sensores de monitoreo, y es autónoma porque funciona sin intervención humana.”
La estructura del prototipo incluye:
- Capa superior de caucho reciclado
- Capa media filtrante con arena y piedras
- Reservorio inferior para almacenamiento
- Sensores de humedad, lluvia y nivel
- Microcontrolador Arduino UNO
- Sistema de bombeo y medición de caudal
RESULTADOS CIENTÍFICOS
La etapa experimental incluyó tres ensayos clave: eficiencia hídrica, comportamiento térmico e infiltración bajo viento.
Ensayo 1: eficiencia hídrica
Evelyn Montenegro detalló:
“Nuestra baldosa retuvo el 73,5% del agua aplicada. Eso significa que no solo drena: también puede almacenar casi tres cuartas partes del volumen de lluvia.”
Otros resultados del ensayo:
- Drenaje: 13,85 ml/s
- Infiltración: 11,41 ml/s
Ensayo 2: comportamiento térmico
Para evaluar la capacidad de disminuir el calor urbano, expusieron tres materiales al sol durante 45 minutos: cemento, cerámica blanca y la baldosa BAL.
El resultado fue contundente:
“La baldosa BAL se mantuvo 14,4°C más fresca que el cemento común”, explicó Evelyn.
“Mientras el cemento alcanzó casi 55°C, nuestra baldosa se mantuvo alrededor de 40°C.”
Ensayo 3: infiltración bajo viento
Simularon la pendiente geográfica del oeste tucumano (10°) y lluvia con viento lateral.
El dato más relevante:
“El tiempo total de infiltración fue de 41,47 segundos, un 72% más rápido que en el ensayo estático”, indicó la estudiante.
Tecnología aplicada: sensores, automatización y monitoreo en tiempo real
El avance tecnológico del proyecto llamó especialmente la atención del jurado.
Evelyn explicó su funcionamiento:
“Usamos un Arduino UNO que recibe señales de sensores de lluvia, humedad y nivel. Cuando el reservorio se llena, el sistema enciende de manera autónoma una mini bomba que mide y registra el agua drenada.”
Los estudiantes también desarrollaron una app en Java para visualizar:
- cuándo empieza a llover
- el nivel de humedad interna
- el llenado del reservorio
- los litros bombeados en tiempo real
Proyección: uso agrícola, recolección de agua y fabricación local
En el cierre de la exposición, Lanzakol adelantó el futuro del proyecto:
“Este proyecto no termina aquí. Se puede llevar el agua recolectada a centros de purificación para riego, estudiar nuevas combinaciones de materiales y hasta crear fábricas locales para producir estas baldosas sin depender de importaciones.”
También remarcaron el objetivo final:
“Queremos que evolucione y que Aguilares pueda usarlo como una solución real a las inundaciones y el calor.”
Difusión científica
Los estudiantes entregaron presentes demostrativos con un QR que dirige a sus infografías y redes:
“Queremos expandir este proyecto y compartir todo lo que hicimos. Ojalá que esto recién empiece.”, cerraron.
