“Alguien tenía que decir basta”: el explosivo descargo tras el escándalo en el fútbol tucumano 

La tarde en Villa Alem dejó una postal que recorrerá todo el fútbol tucumano: Famaillá quieto, inmóvil, negándose a disputar el complemento ante Tucumán Central. Pero el gesto no fue silencioso. Apenas terminó la jornada, el técnico Ernesto Luna rompió cualquier intento de protocolo y habló con una claridad que retumbó tanto como los reclamos de su plantel.

Su rostro lo decía todo: enojo, frustración y la convicción de que su equipo había llegado a un límite. Ahora, había que contarlo. “Fue offside de Krupoviesa en el primer gol. Antes de ese tanto ya había situaciones raras: no dejaron entrar al cuerpo médico, hubo faltas que inclinaban la cancha, y el árbitro Maximiliano Leal le faltó el respeto a mis jugadores”, disparó sin rodeos.

“Lo decidimos entre todos”

Luna aseguró que la decisión de no competir el segundo tiempo fue colectiva y no un impulso del momento. El vestuario, según él, fue unánime. “La tomamos entre todos. Ningún club dice nada por miedo, pero nosotros dimos un paso”, afirmó con firmeza. “Que digan lo que quieran, pero nos hicieron sentir la crueldad desde los primeros 20 minutos”.

Para el DT, lo que ocurrió en Villa Alem es apenas la superficie de un problema más profundo dentro del sistema local. Su denuncia no apunta solo al arbitraje de esta fecha, sino al funcionamiento general del torneo liguista.

Contra la Liga: un mensaje directo

El comunicado oficial de la Liga Tucumana, que anticipa sanciones, no lo sorprendió. De hecho, pareció reforzar su postura. “Seguro nos van a sancionar. Pero alguien tenía que decir basta. Si nadie habla, todo sigue igual”, insistió, transformando el gesto de protesta en un grito político dentro del fútbol provincial.

A diferencia de otros entrenadores que prefieren evitar el conflicto, Luna salió del estadio con un mensaje que él mismo definió como inevitable. “Nosotros fuimos víctimas de un destrato evidente. No nos quedaba otra cosa que actuar”, señaló antes de retirarse.

La noche cayó sobre Villa Alem, pero el eco del descargo seguirá resonando. No fue solo un equipo que se quedó quieto. Fue un entrenador que decidió no callarse más.