Casación confirmó la condena contra el exintendente de Famaillá José Orellana por el delito de abuso sexual

Después de casi dos años, la Sala 3° del Tribunal de Casación Criminal y Correcional confirmó este jueves la condena por abuso sexual a José Orellana, exintendente de la localidad tucumana de Famaillá.

Así lo determinaron los doctores Alberto Huarte Petit, Mario Magariños y Pablo Jantus, que ratificaron la pena de tres años de prisión en suspenso e inhabitación perpetua para acceder a cargos públicos.

El exdiputado nacional fue acusado de haber atacado sexualmente en 2016 a Agustina Poch, quien trabajaba como asesora de la exdiputada Gabriela Troaino en el Congreso de la Nación.

“Es una gran noticia que celebro. Me dan muchas ganas de abrazar a la Agustina de 21 años que pensaba que este momento no iba a llegar”, expresó la joven en diálogo con TN.

En ese sentido, remarcó: “Siempre creí que el camino es la justicia, pero estos procesos son muy largos y tediosos, casi 8 años en donde hay mucho desgaste emocional. La confirmación de la condena me reafirma que ponerle el cuerpo no fue en vano”.

Más allá del acompañamiento de su familia, amigos y las y los abogados, relató que los primeros años fueron muy duros porque el proceso lo llevó en soledad. Sin embargo, destacó el apoyo que recibió en los últimos cuatro años: “Fue realmente impensado la cantidad de personas que se solidarizaron y se acercaron a acompañarme, fue muy fortalecedor para poder continuar”.

“Fueron y son muchos años de laburo personal de aprender a convivir con lo que me pasó. Hoy estoy más preparada, pero no deja de doler y desgastar lo que implica sostener un proceso judicial, que es hostil y revictimizante”, señaló Agustina.

De todas formas, Poch está conforme con el fallo, siente un alivio muy grande y desea que esta lucha siente un precedente: “Que podamos alzar la voz sin represalias y que el poder y la política no les dé impunidad”.

“Casi ocho años de desgaste”: desde el abuso denunciado a las amenazas y la impunidad

El episodio denunciado ocurrió durante el mediodía del 11 de noviembre de 2016. Contó que ese día recibió un llamado desde el área de seguridad, en el que le avisaban que no podían contactarse con la oficina de Orellana. El motivo es que había personas que querían verlo y necesitaban que respondiera. Es por ello que Poch ingresó al despacho del intendente.

Una vez adentro, el político comenzó a propasarse. No solo la agarró de las manos y le hizo comentarios fuera de lugar, sino que también acercó su cuerpo al de ella y tuvo actitudes no consentidas. “Seguro que nadie te besó así, ¿no?”, contó ella que le dijo mientras se abalanzaba sobre ella.

Poch salió espantada y rápidamente tomó dimensión de lo que había sucedido; por eso acudió a la funcionaria Gabriela Troiano para contarle todo. En ese proceso también destacó el apoyo del abogado Julio Raffo, que en aquel momento se desempañaba como diputado nacional por la Ciudad de Buenos.

El acusado, días después, le envió mensajes a la víctima y le pidió que no hiciera la denuncia porque eso le podía traer problemas. “Lo único que te pido si es cierto que hay denuncia, que no me perjudiques porque yo tengo familia y en mi cargo complica todo. Gracias de corazón”, decía el mensaje de WhatsApp.

Sin embargo, la denuncia no lo complicó: Orellana terminó su mandato como diputado nacional por Tucumán del ex Frente para la Victoria -pese a los proyectos presentados para suspenderlo-. Incluso, él siempre negó los hechos y sostuvo que se trataba de una “operación política”. En 2019 fue elegido en las elecciones locales como intendente de Famaillá.

Agustina padeció trabajar en el mismo lugar que su abusador. Durante meses hizo todo tipo de maniobras para evitar cruzárselo hasta que dejaron de compartir edificio.

Aunque había sido sobreseído en primera instancia, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional ordenó en 2020 el procesamiento de Orellana por considerarlo “autor penalmente responsable del delito de abuso sexual”. Luego lo condenaron y ahora se confirmó la pena.

TN