Concepción: Condenan al dueño de los perros que mataron a David Concha, pero la familia habla de “impunidad”

El tribunal halló culpable a uno de los acusados por homicidio culposo y le impuso tres años de prisión condicional. El segundo imputado fue absuelto. La familia del niño de 9 años fallecido criticó duramente el fallo y aseguró que seguirá pidiendo justicia.

En un fallo que generó dolor e indignación en la familia de la víctima, este martes se dictó sentencia en el juicio por la muerte de David Concha, el niño de 9 años que fue atacado mortalmente por una jauría de perros el 1 de julio de 2024, en el barrio Los Vega de Concepción.

El juez Roberto Flores, a cargo del tribunal unipersonal del Centro Judicial Concepción, declaró culpable a Mario Luis Fernández (54) por el delito de homicidio culposo, y le impuso una pena de tres años de prisión condicional, con reglas de conducta. En tanto, Francisco Argona (58), el segundo imputado, fue absuelto por el beneficio de la duda.

La causa fue impulsada por la Unidad Fiscal Especializada en Homicidios, a cargo del fiscal Miguel Varela, quien había solicitado cinco años de prisión efectiva para ambos acusados, al considerarlos responsables de incitar a los perros contra los niños que jugaban en un descampado cercano a su casa.

El trágico hecho

David Concha se encontraba cazando palomas junto a dos amigos en un lote baldío cuando fue atacado por al menos cuatro perros, que le provocaron heridas gravísimas. Según el informe forense, el niño falleció en el acto debido a un shock hipovolémico por múltiples mordeduras.

Desde un inicio, la acusación fiscal sostuvo que los imputados alentaron a los animales para que corrieran a los niños y no tomaron precauciones pese a saber que los perros eran agresivos.

Un año de reclamos y dolor

La muerte del niño provocó una profunda conmoción en la ciudad de Concepción.

Familiares y vecinos marcharon reiteradamente exigiendo justicia y denunciando irregularidades en la investigación.

Abigail, tía del pequeño, fue una de las principales voces durante todo el proceso. En julio de 2024, en diálogo con Noticias del Interior, expresó su temor de que el caso quedara impune: “Quiero justicia por mi sobrino para poder estar tranquila, para que él pueda descansar en paz”.

También cuestionó duramente la liberación anticipada de Fernández, quien había sido beneficiado con prisión domiciliaria por cuestiones de salud, pese a que tenía preventiva hasta el 18 de agosto de ese año. “Ya se han lavado las manos. Va a ser un caso más”, había dicho entonces.

El testimonio actual: “No vale la vida de una criatura”

Tras conocerse la condena, Abigail volvió a hablar con este medio y manifestó su profunda decepción con la justicia:

“Está todo mal hecho, todos están comprados. Fui la que estuvo al lado de mi hermano, fui la que recogió partes del cráneo de mi sobrino. Nunca aparecieron las cámaras, nunca resguardaron el lugar”, denunció.

La mujer aseguró que el fallo es una burla al dolor de la familia. “Tres años no valen la vida de una criatura. Es una pesadilla. Estoy con tratamiento, tengo ataques de pánico”, reveló.

Abigail también puso en duda el accionar judicial durante el proceso. “Esos detenidos dijeron que no eran sus perros, que eran de una mujer, y a ella nunca la llamaron a declarar. A mí jamás me notificaron nada”.

Argumentos contrapuestos

Durante el proceso judicial, la defensa de Fernández sostuvo que su cliente no tuvo participación directa en los hechos y que incluso se debía peritar si los perros de su propiedad fueron realmente los responsables de las mordeduras.

Por su parte, la Fiscalía mantuvo la acusación original y apuntó a que los imputados tenían conocimiento del comportamiento violento de los animales y aun así los soltaron con total negligencia.

Cierre judicial y lucha abierta

Aunque con esta sentencia el proceso judicial encuentra una resolución formal, la familia de David asegura que no abandonará la lucha y ya anunció nuevas marchas y reclamos.

“No me mataron un animal, me mataron una criatura que tenía toda su vida por delante”, había dicho Abigail un año atrás. Hoy, tras el fallo, esa frase resuena con más fuerza que nunca en una comunidad que aún exige respuestas y justicia.