La Maratón Internacional de Buenos Aires 2025 volvió a marcar un hito en el atletismo sudamericano. El domingo 21 de septiembre, más de 15.000 corredores de distintos países recorrieron los 42 kilómetros porteños en un evento que combinó emoción, esfuerzo y superación personal. Entre ellos, un tucumano se destacó por su historia: Daniel Alejandro Zelaya, médico clínico y deportólogo de Concepción, que con 49 años logró un tiempo de 2h36m55s, quedando 66° en la clasificación general y 3° en su categoría.
Su registro, que lo colocó además como el 30° mejor argentino, demuestra que la disciplina, el entrenamiento y la pasión pueden llevar a competir de igual a igual con atletas de primer nivel mundial. “Las 2h36 significan que cuando uno se propone algo y le mete ficha puede lograrlo, sin descuidar otras obligaciones. Yo no vivo de esto: llego a casa y sigo con mi vida familiar y laboral. Más allá de la posición, corro por la superación propia”, reflexionó.
Una vida atravesada por el deporte
Zelaya, conocido cariñosamente como “Danydoc”, es papá de dos nenas, María Pía y María Manuela, y esposo de Gaby Cejas, a quienes define como sus “aminoácidos esenciales” para poder sostener su pasión. Su vínculo con el deporte viene de la infancia: “Mis padres siempre me motivaron a hacer alguna actividad. Pasé por natación, ciclismo, duatlones, triatlones, Ironman, Ultra Ironman… y terminé eligiendo la maratón porque se adaptaba mejor a mis horarios laborales, familiares y sociales”.
En 2008 corrió su primera maratón, con una marca de 3h13m. Una década más tarde, en 2018, tomó la decisión de entrenar con objetivos competitivos. Ese año rompió la barrera de las 3 horas (2h59m50s), con una motivación muy especial: le había prometido a su pareja que si lo lograba se casarían. Cumplió, y desde entonces se dedicó a mejorar cada temporada.
La preparación para un gran sueño
La preparación para Buenos Aires 2025 comenzó en noviembre de 2024 junto a su entrenador Fernando Díaz (Ferteam), con un plan ambicioso: bajar las 2h40m. “Parecía un sueño, pero no imposible. Planteamos un cronograma de carreras que me ayudarían a sumar ritmo y confianza. Una de ellas fueron los 10K de Tafí del Valle, en febrero, donde tuve la alegría de ganar la general. La edad llamaba la atención incluso de los conductores del evento, pero para mí fue un impulso enorme”, relató.
El proceso fue riguroso: alimentación cuidada, planificación de entrenamientos, pruebas previas de hidratación y suplementación, y una rutina ajustada a su vida laboral. “Uno no vive de esto, pero la clave está en la organización. Hay que cumplir cada detalle: cuándo comer, qué geles usar, cómo hidratarse, en qué momento tomar cápsulas de sales. Todo lo que hice el domingo estaba entrenado antes”.
La carrera del domingo
“Llegué a las 4:30 de la mañana, fui uno de los primeros en estar en la zona de largada. Busqué la carpa VIP que había contratado, hice la entrada en calor y a las 6:20 ya estaba en el corral, listo para salir adelante”, contó.
La competencia comenzó a las 7:02. Su estrategia fue clara: mantenerse en un ritmo parejo junto a quien terminaría siendo el segundo de su categoría. “Hasta el kilómetro 28 corrimos juntos; después él aceleró y yo mantuve mi plan. En el 35 aparece el desgaste inevitable, ahí uno se convierte en profesor de matemáticas y empieza a hacer cálculos para cerrar lo mejor posible”, recordó entre risas.
Ese plan lo llevó a cruzar la meta en 2h36m55s, un tiempo que muchos atletas más jóvenes persiguen durante años. “El resultado es el reflejo de la disciplina. Solo no se puede: detrás hay un equipo interdisciplinario. Primero la familia, y también masajista, nutricionista, cardiólogo, psicólogo deportivo. Aunque yo soy médico deportólogo, igual tengo mi médico de cabecera. Todo suma”.
Los tucumanos en Buenos Aires
La actuación de Zelaya se enmarcó en una nutrida delegación tucumana. Entre los destacados estuvieron:
- Rodrigo y Esequiel Godino, de Aguilares, con tiempos de 2h31m23s y 2h59m38s respectivamente.
- Julio Lobo, de Río Chico, con 2h51m59s.
- Ezequiel Chavarría, de Yerba Buena, quien con 2h19m31s fue el primer tucumano en cruzar la meta y el tercer mejor argentino de la clasificación general.
- Leonardo Pizarro, de Juan Bautista Alberdi, entre otros maratonistas que completaron la prueba.
La élite internacional
El ganador fue el etíope Habtamu Birlew Denekew, que en su debut en los 42K se quedó con la victoria con un tiempo de 2h09m24s. Lo escoltaron el keniano Esphond Cheruiyot (2h09m46s) y su compatriota Dickson Kiptoo (2h15m06s).
El primer argentino fue Joaquín Emanuel Arbe, que arribó en 6° lugar con 2h19m21s.
Mirando hacia adelante
Lejos de conformarse, Zelaya ya piensa en nuevos desafíos: “Mis próximos objetivos son volver a correr los 42K de Buenos Aires en 2026, 2027 y 2028. Y entre 2029 y 2030 quiero empezar a correr las ‘Majors’: Nueva York, Boston, Berlín, París. Mi sueño es ganar mi categoría de 50 a 54 años. Soñar no cuesta nada…”.
- Con casi cinco décadas de vida, la historia de este médico concepcionense demuestra que la constancia, la disciplina y el amor por el deporte pueden derribar cualquier límite. Su marca de 2h36m55s lo coloca en un nivel de élite nacional, pero sobre todo lo convierte en un ejemplo de que nunca es tarde para soñar y superar barreras.