En el acceso al cementerio local, una figura familiar ha perseverado por más de dos décadas. Conocida por su cálida sonrisa y sus coloridas flores de goma eva, esta mujer ha sido testigo del paso del tiempo y de los cambios en la economía local.
Años atrás, su puesto rebosaba de fragantes rosas y vibrantes plantas, pero la crisis económica la obligó a adaptarse. Con ingenio y determinación, aprendió a crear flores artificiales con goma eva, un material resistente y duradero.
Hoy, sus creaciones adornan las tumbas y rinden homenaje a los seres queridos. Cada flor es una muestra de su habilidad y su compromiso con su oficio. A pesar de las dificultades, esta vendedora ha encontrado la manera de seguir adelante, demostrando que la resiliencia y la creatividad pueden florecer incluso en los momentos más difíciles.