Una mujer que intentó incorporarse como residente de Oftalmología en el Hospital Ángel C. Padilla fue denunciada ante la Justicia Federal tras descubrirse que había presentado documentación falsa, incluido un presunto “título trucho”. Según informaron desde el Ministerio de Salud Pública de Tucumán, la persona nunca tuvo contacto directo con pacientes y fue apartada de manera inmediata.
La maniobra irregular fue detectada a partir de un trabajo conjunto entre el Sistema Provincial de Salud (Siprosa), la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) y las autoridades del Hospital Padilla. Al revisar los papeles presentados por la aspirante, surgieron inconsistencias que derivaron en una verificación formal ante la Facultad de Medicina, donde se constató que no contaba con título habilitante.
El director del Hospital Padilla, Mario Sardón Traverso, explicó que se activó un protocolo interno apenas se sospechó de la situación.
“Desde la dirección del hospital se tomaron todas las precauciones para que la persona estuviera siempre acompañada por los médicos residentes superiores y profesionales del servicio; nunca tuvo contacto asistencial autónomo”, aseguró.
Cuando se confirmó la falsedad de la documentación, el Departamento Legal del Siprosa inició las actuaciones correspondientes y notificó a la mujer para que dejara de asistir al establecimiento. El caso fue derivado a la Justicia Federal con cargos vinculados a adulteración de documentos y ejercicio ilegal de la medicina.
La secretaria general administrativa del Ministerio de Salud, Natalia Huergo, detalló que la investigación reveló que la matrícula y el folio declarados pertenecían a otra persona, lo que permitió comprobar la maniobra. Además, destacó que la advertencia de la UNT fue clave para detectar el fraude.
Desde Salud remarcaron que la incorporación del código QR en los títulos universitarios está reforzando los controles de autenticidad, y anticiparon que se implementará un protocolo más estricto para el otorgamiento de sellos y documentación interna a fin de evitar nuevas irregularidades.
Finalmente, recordaron que las residencias médicas funcionan bajo un régimen supervisado de formación profesional y que los residentes no realizan prácticas autónomas. En este caso, subrayaron que el episodio fue detectado en un lapso muy breve y que la mujer no llegó a interactuar con pacientes en ninguna circunstancia.
