En una jugada que reconfigura el tablero político, la Secretaría de Inteligencia de Estado confirmó que el Gobierno Nacional aprobó una nueva Política de Inteligencia Nacional, la primera actualización en veinte años. El documento redefine las prioridades del Sistema de Inteligencia Nacional (SIN) y deja ver el rumbo estratégico que busca imprimir la Casa Rosada.
Según fuentes oficiales, la nueva política busca reposicionar a la Argentina en el escenario internacional, reforzar la soberanía, blindar los recursos estratégicos, y avanzar de lleno contra el terrorismo, el crimen organizado y las operaciones de inteligencia extranjera. También incorpora como eje central la defensa del país en el ciberespacio, un terreno donde el Gobierno advierte crecientes amenazas.
La SIDE aseguró que estos lineamientos se transformarán en el marco de acción de todos los organismos del SIN. En los pasillos oficiales no pasó desapercibido el movimiento: se lo interpreta como un intento del Ejecutivo por recuperar el control político sobre la inteligencia, ordenar internas y marcar presencia en un área históricamente sensible.
El mensaje es claro: el Gobierno quiere un aparato de inteligencia alineado, disciplinado y funcional a una estrategia de poder que busca mostrar autoridad, modernización y mano firme.

