Brenda Agüero, la enfermera señalada de envenenar a cinco bebés recién nacidos en el Hospital Neonatal de Córdoba, rompió el silencio.
Agüero declaró ante el tribunal: «Soy inocente y hoy no podría volver a tocar a un niño». La mujer, visiblemente afectada, aseguró que la mediatización del caso le ha generado graves consecuencias, incluyendo agresiones dentro de la cárcel.
Si bien admitió la existencia de las muertes, negó rotundamente su participación en los hechos: «Las muertes de los bebés existieron, de eso no hay duda, pero no puede ser que me sigan bombardeando a mí como la culpable de todo eso».
Agüero relató su pasión por la enfermería y cómo luchó por conseguir un puesto en neonatología, un sueño que, según sus palabras, se convirtió en una pesadilla. «No puedo creer que el lugar por el que tanto luché para entrar, el lugar que tanto amaba me arruinó la vida», expresó con angustia.
La enfermera también aprovechó la oportunidad para defenderse de las acusaciones en su contra, negando haber sido paciente psiquiátrica y remarcando que jamás le haría daño a nadie, y mucho menos a un niño.
«Los periodistas inventaron esa imagen, gracias a eso yo me veo en ese contexto», denunció Agüero, apuntando contra la construcción mediática del caso.
A pesar de declarar, Agüero evitó responder preguntas específicas sobre la investigación, limitándose a aspectos personales.
Recordemos que la Fiscalía acusa a Agüero de inyectar insulina y potasio a 13 bebés, causando la muerte de cinco de ellos. La investigación descartó que las muertes hayan sido accidentales.
El juicio continúa y se espera que declaren los otros 10 acusados en la causa.