La víctima regresaba a su casa cuando fue interceptada por el imputado, quien la apuntó con un arma de fuego en la cabeza y la manoseó en sus partes íntimas. Le robó el celular y la mochila. El MPF solicitó dos meses de prisión preventiva.
Este viernes se llevó adelante una audiencia con el fin de formalizar la investigación, formular cargos y demandar la medida cautelar de mayor intensidad en contra de un joven de 18 años.
La Unidad Fiscal de Robos y Hurtos I, a cargo de Diego López Ávila, lo acusa de haber asaltado y abusado sexualmente de una adolescente de 13 años. Sucedió el último miércoles 3 de abril, en el barrio San Cayetano de la capital, cuando la víctima regresaba de la escuela caminando hacia su casa.
Luego de que la hermana de la menor hiciera la denuncia (dice conocerlo del barrio), efectivos policiales lograron aprehender al sospechoso cerca de la medianoche, a metros de la casa de la víctima.
La auxiliar de fiscal, Cyntia Bono, relató el hecho (ver aparte), enumeró las evidencias recolectadas y afirmó que la calificación jurídica provisoria endilgada al imputado es la de presunto autor del delito de robo agravado por el uso de arma de fuego cuya aptitud para el disparo no puede tenerse por acreditada, en concurso ideal con el delito de abuso sexual simple.
Por otro lado, la investigadora pidió que se ordene la prisión preventiva por el término de dos meses (hasta el 5 de junio), a los fines de resguardar el proceso y poder avanzar con el resto de la producción de evidencia. “Es de suma necesidad la realización de la Cámara Gesell a la víctima”, manifestó Bono. El juez resolvió aceptar completamente el requerimiento del Ministerio Fiscal y dispuso el inmediato alojamiento del acusado en el servicio penitenciario.
El caso
El pasado miércoles 3 de abril, a las 18:30 horas, una menor de 13 años de edad volvía de la escuela caminando hacia su casa, ubicada en Díaz Vélez al 1800 de la capital, media cuadra antes de llegar (Díaz Vélez y pasaje Virgen de la Merced), el imputado la interceptó desde atrás y le apuntó en la cabeza con un arma de fuego.
De inmediato comenzó a tocarle los pechos y le metió la mano por debajo de la pollera del uniforme, con claras intenciones de satisfacerse sexualmente, a la vez que le buscada su celular. Hasta que logró quitarle el teléfono y su mochila que contenía útiles escolares, para finalmente darse a la fuga.