La localidad de Los Arrieta, ubicada a escasos 8 kilómetros de la Ruta 331 y perteneciente a la Comuna de Nueva Trinidad, departamento Simoca, se encuentra nuevamente sumida en la oscuridad. Los incendios intencionales, provocados por la quema de cañas, han dejado a sus habitantes sin suministro eléctrico, una situación que se repite con alarmante frecuencia y que evidencia una problemática de mayor envergadura que afecta a toda la provincia de Tucumán.
La semana pasada, los vecinos de Los Arrieta ya habían sufrido un corte de energía eléctrica de dos días de duración, situación que generó un profundo malestar y desencadenó críticas hacia la Empresa Distribuidora de Electricidad de Tucumán (EDET) por su aparente desidia. Sin embargo, los recientes incendios han vuelto a sumir a la comunidad en la oscuridad, demostrando que el problema radica más allá de la capacidad de respuesta de una empresa de servicios.
La quema de cañas, una práctica ancestral pero altamente peligrosa, se ha convertido en una amenaza constante para la población tucumana. Las llamas, descontroladas y alimentadas por el viento, arrasan con todo a su paso, destruyendo viviendas, cultivos y afectando la salud de las personas. Además, generan una enorme cantidad de humo que contamina el aire y provoca problemas respiratorios, especialmente en niños y adultos mayores.
Los hechos ocurridos en Los Arrieta son solo un ejemplo de los numerosos incendios que se registran en la provincia a lo largo del año. Hace tan solo unas semanas, un árbol cayó sobre una camioneta en la Ruta 38, poniendo en riesgo la vida de niños con discapacidad que viajaban en el vehículo. Asimismo, el lunes, una familia de La Cocha estuvo a punto de perder su negocio a causa de un incendio desatado en las cercanías.
Estos sucesos no son aislados, sino que forman parte de un patrón que se repite año tras año y que evidencia la falta de control y la irresponsabilidad de quienes llevan a cabo estas prácticas. La quema de cañas no solo pone en riesgo la vida y los bienes de las personas, sino que también tiene un impacto negativo en el medio ambiente, contribuyendo a la deforestación, la pérdida de biodiversidad y el cambio climático.
Tucumán no puede seguir siendo rehén de las llamas. La vida y la seguridad de sus habitantes están en juego. Es necesario actuar ahora para construir una provincia más segura, más saludable y más sostenible.