Noticias del Interior

Los militares siguen ganando menos que las fuerzas de seguridad

Las Fuerzas Armadas enfrentan una fuga sostenida de personal: más del 50% cobra por debajo de la línea de pobreza. Preocupa el impacto sobre la operatividad y el futuro de la defensa nacional.

La situación salarial de las Fuerzas Armadas argentinas ha llegado a un punto crítico. Según datos oficiales, en lo que va del año 2273 oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas y de Seguridad pidieron su baja. El principal motivo detrás de esta sangría es el mismo que resuena en todos los cuarteles: los sueldos ya no alcanzan para cubrir una canasta básica.

El cuadro es alarmante. De acuerdo con estimaciones del propio sector castrense, entre el 56% y el 60% del personal militar vive por debajo de la línea de pobreza, marcada este mes por el Indec en $1.128.398. Este umbral afecta a las jerarquías medias e inferiores: capitanes, tenientes de navío, suboficiales y alféreces.

Una reducción parcial de la brecha

El gobierno de Javier Milei asegura haber avanzado en la reducción de la histórica brecha entre los sueldos militares y los de las fuerzas de seguridad. El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, informó que la diferencia pasó del 25% al 6%. Sin embargo, la medida no logró detener el deterioro del poder adquisitivo de los uniformados.

En su primera decisión como ministro de Defensa, Luis Petri anuló los aumentos salariales previstos por la gestión anterior. Eran dos incrementos del 10% programados para enero y abril de 2024. Según Petri, se trataba de un “esquema engañoso” y prometió alcanzar la equiparación salarial al final de su mandato, en diciembre de 2027.

Salarios congelados y personal en fuga

El impacto es tangible. Solo en lo que va de 2025, 257 efectivos del Ejército, 234 de la Armada y 193 de la Fuerza Aérea solicitaron su baja. En las fuerzas de seguridad, los números son aún más elevados: 412 agentes de la Policía Federal, 386 de Gendarmería, 322 de Prefectura Naval, 292 del Servicio Penitenciario Federal y 177 de la Policía de Seguridad Aeroportuaria dejaron sus cargos.

Escalas salariales que explican el éxodo

Con la última actualización de haberes, un teniente general, almirante o brigadier general percibe $2.613.259, mientras que un general de división o brigadier mayor cobra $2.330.450. Pero estas cifras corresponden a la cúspide de la pirámide jerárquica.

En los niveles intermedios, un coronel, capitán de navío o comodoro gana $1.859.800, y un teniente coronel o capitán de fragata, $1.617.005. Más abajo, un teniente primero cobra $938.420, y los grados iniciales como subteniente, guardiamarina o alférez apenas alcanzan los $766.215, muy por debajo de la línea de pobreza.

El drama del Iosfa y la falta de representación

A la crisis salarial se suma el colapso de la obra social de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, Iosfa, que pierde $19.000 millones mensuales. El deterioro del sistema de salud se convierte así en otro factor de descontento y abandono.

El senador nacional Pablo Blanco (UCR-Tierra del Fuego) denunció en el Congreso que los militares no solo sufren bajos sueldos, sino que no cuentan con mecanismos de representación ni posibilidad de reclamar, lo que los deja en una situación de indefensión institucional.

“El personal de las Fuerzas Armadas no puede manifestarse, no puede hacer peticiones, no está sindicalizado ni tiene un ombudsman que defienda sus intereses”, remarcó Blanco, quien comparó el sistema argentino con otros países como Alemania, Canadá y Australia, donde existen figuras que canalizan los reclamos del personal militar.

Suplementos geográficos: un alivio parcial

Algunos efectivos logran mejorar su ingreso a través de bonificaciones por antigüedad y suplementos por destinos geográficos. En zonas como Puente del Inca, en Mendoza, el plus puede alcanzar el 90% del salario. En cambio, en capitales del interior varía entre el 12 y el 15%, y no se aplican en la Ciudad de Buenos Aires. También existen pagos por tareas específicas como paracaidismo o buceo, pero no son constantes.

Una hipótesis de conflicto interna

Lejos de cualquier hipótesis de conflicto externo, lo que hoy alarma a los mandos castrenses es la crisis social interna que golpea a sus filas. La pérdida de personal capacitado, la imposibilidad de retener talento y la desmoralización creciente plantean una amenaza silenciosa para la operatividad futura de las Fuerzas Armadas.

El gobierno promete una recomposición hacia 2027. Pero los datos del presente revelan que la defensa nacional atraviesa una emergencia estructural que ya no puede ocultarse.

Salir de la versión móvil