El congelamiento de dietas dispuesto por Villarruel llega a su fin, y el Congreso se prepara para una nueva polémica salarial.
El próximo 31 de marzo marca el fin de la medida que congeló las dietas de los senadores, una decisión tomada por la vicepresidenta Victoria Villarruel en enero pasado. A partir de mayo, los legisladores podrían recibir un aumento que elevaría sus ingresos brutos a un mínimo de 9 millones de pesos. La situación ha generado controversia y pone en el centro del debate público el financiamiento de la política y los salarios de los representantes electos.
Cronología de una polémica
El incremento salarial se deriva de una resolución aprobada en abril del año pasado, cuando oficialismo y oposición acordaron un nuevo esquema de dietas. Este sistema vincula los salarios de los senadores al valor del módulo de referencia del Congreso, lo que garantiza actualizaciones automáticas. Sin embargo, la polémica generada por aumentos previos llevó a Villarruel a frenar esta actualización automática a principios de año.
La decisión de congelar las dietas fue tomada en medio de fuertes críticas por el aumento del 6,6% otorgado a empleados legislativos, que estaba ligado al de los senadores. La presión pública y el descontento de los trabajadores del Congreso llevaron a la Cámara alta a anular dicho aumento y congelar sus dietas hasta el 31 de diciembre de 2024.
El futuro de los salarios en el Senado
Con el vencimiento del congelamiento, la decisión final recae ahora en los bloques legislativos. A pesar de la posibilidad de un aumento significativo, las bancadas han expresado poco interés en impulsar una nueva subida, conscientes del costo político que podría acarrear.
El debate sobre los salarios de los senadores pone de manifiesto una discusión más profunda sobre el financiamiento de la política en Argentina. La falta de transparencia y la resistencia a debatir abiertamente este tema perpetúan un sistema donde los aumentos salariales son frecuentes y generan controversia.