ROSARIO. Cuando los datos del escrutinio aún se estaban procesando, en el barrio Triángulo, en la zona sudoeste de la ciudad, dos mujeres fueron asesinadas a pocos metros una de otra. Una de ellas tenía 16 años; la otra, seis hijos, uno de los cuales, un bebé, llevaba en brazos cuando la acribillaron, Los investigadores creen que los homicidio están relacionados, y tienen que ver con una trama vinculada al narcomenudeo, la maquinaria que mueve los engranajes de la violencia en Rosario, donde en lo que va de este año se cometieron 173 asesinatos.
Alejandra Cabral, de 28 años, fue ejecutada de un tiro en la cabeza en una pequeña verdulería que atendía con su marido. Era madre de seis chicos, el mayor de ellos de 11 años y la menor, de ocho meses. Dos jóvenes irrumpieron en el negocio que se encuentra en Felipe Moré al 3800, en una zona poco iluminada, atravesada por un paisaje de casas humildes.
Los jóvenes hicieron un pedido llamativo para la hora: querían comprar naranjas. Miguel, el marido de Alejandra Cabral, se había ido a bañar, cuando irrumpieron los sicarios. La mujer decidió atenderlos: cuando intentó interiorizarse de lo que querían comprar le dispararon a la cabeza. El marido salió mojado del baño; ante el desconcierto, a lo primero que atinó fue a rescatar a la bebé.
Miguel pidió ayuda a los vecinos de la cuadra, donde hay varios negocios. Subieron a Alejandra en auto y la llevaron al hospital de Emergencias, donde minutos después falleció a causa del disparo que había recibido en la cabeza. En el lugar quedaron las manchas de sangre, que se extendían por unos diez metros.
Antes de que lograron cargar a la mujer para llevarla al centro asistencial, se produjo otro crimen. También contra una mujer. Esta vez, la víctima tenía solo 16 años y se produjo a menos de 300 metros de la verdulería.
“Estaba cocinando pizza; mi mujer me dijo ‘andá a bañarte así te levantás limpio y salís a laburar’. Salí de bañarme y sentí que golpeaban. Me preguntaron si tenía naranjas; iba con la toalla. Salió mi esposa con la bebé y ahí me la mataron”, sostuvo. “No sé qué decir, solamente que dejaron huérfanos a mis hijos, son 12 años que estoy con ella”, lamentó Miguel, el esposo de Alejandra, entre llantos.
Consultado sobre el posible móvil del crimen, que de acuerdo a lo que trascendió fue cometido por dos hombres que se trasladaban en moto, manifestó: “Se confundieron, no lo sé. No tenemos relación con nadie, no entiendo, estábamos tranquilos, los chicos afuera”, continuó aún perplejo por lo sucedido. No pudo, tampoco, relacionarlo con el otro homicidio en la cuadra.
La sospecha de los investigadores es que los mismos sicarios fueron a ejecutar a la adolescente, que se encontraba en la calle. Nela Saya Centurión resultó con serias heridas por los seis balazos que recibió en Seguí y Matienzo. No sobrevivió. Los investigadores trataban de determinar durante las primeras horas después del doble homicidio qué relación había entre Alejandra Cabral y Nela Centurión.
Los familiares de la joven llamaron al 911 de la policía de Santa Fe, pero los primeros en llegar al lugar fueron los efectivos de una patrulla de Gendarmería. A los pocos minutos llegó una ambulancia al lugar, que determinó que la chica había muerto por las heridas que le habían provocado los balazos.
Fuentes policiales indicaron que en las inmediaciones de Seguí y Matienzo hay domos con cámaras de videovigilancia que habrían registrado la secuencia. A partir de esas imágenes, la pesquisa podría reconstruir cómo fue el ataque a Nela Centurión.
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