Proyectos urbanos que quedaron en el olvido (Capítulo 20). Entre 2016 y 2022, Tucumán fue el segundo distrito que menos invirtió en obra pública e infraestructura.
Tucumán, aun siendo la provincia más pequeña de la Argentina en superficie –dejando de lado a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires– encabeza un ranking que preocupa: según un relevamiento de Vialidad Nacional realizado en 2024, es el distrito con mayor proporción de rutas en mal estado del país.
El informe, que clasifica el estado vial en las categorías “bueno”, “regular” y “malo”, reveló que el 60% de las rutas nacionales que atraviesan el territorio tucumano presentan deterioro. En la red provincial el diagnóstico es aún más severo: ocho de cada diez caminos se encuentran dañados o directamente intransitables.
Ese resultado contrasta con la extensión de su red: Tucumán posee 2.141 kilómetros de caminos, de los cuales 575 corresponden a la red nacional y 1.566 a la jurisdicción provincial. Menos de la mitad de esos 1.566 kilómetros están pavimentados; el resto es de ripio o de tierra.
Aun así, la provincia supera únicamente a Tierra del Fuego en kilómetros totales de rutas, y queda por detrás de Misiones, que registra 2.779 kilómetros según el Consejo Vial Federal (CVF).
Un problema estructural en la provincia más densamente poblada
La comparación con el resto del NOA muestra el contraste.
Mientras Santiago del Estero cuenta con 19.056 kilómetros de caminos, Salta con 6.204, Jujuy con 6.850, La Rioja con 5.961 y Catamarca con 3.738, Tucumán –aun siendo el territorio más reducido– es el que exhibe los índices más críticos de deterioro vial.
Entre las rutas con mayores problemas se encuentran las provinciales 324, 329 y 334 en el suroeste; la 321 en el noreste; la 327 al este de la Capital; la 302, utilizada para conectar con Santiago del Estero; la 304, que vincula con Salta; y la 337, que une El Chañar con La Cruz y suele quedar cortada cada vez que llueve.
Son trazas claves para el sector productivo: por ellas circulan las campañas de caña de azúcar, los cargamentos de granos, limón y diversas producciones del agro, en una provincia que carece de un sistema ferroviario extendido que alivie los fletes y descongestione las rutas.
La Asociación Civil de Productores Agrícolas y Ganaderos del Norte (Apronor) estimó que solo la caña moviliza alrededor de medio millón de viajes de camión por campaña, a lo que se suman otras cargas que vuelven aún más intensa la circulación. En un reciente relevamiento con drones, la entidad expuso puentes destruidos, caminos detonados, banquinas descalzadas y cruces urbanos sin señalización ni iluminación.
Años de baja inversión en infraestructura
El estado actual del sistema vial no se explica únicamente por el volumen de tránsito. Un informe de la Usina de Políticas Públicas (IPEC), publicado por LA GACETA, analizó el período 2016-2022 –gestiones de Juan Manzur– y ubicó a Tucumán como la segunda provincia argentina que menos invirtió en obra pública e infraestructura, solo por encima de Santa Cruz.
Según ese estudio, la provincia destinó apenas el 5,7% de su presupuesto a obra pública, y de ese monto logró ejecutar menos del 50%. La comparación nacional muestra un contraste significativo: San Luis destinó el 37%, Santiago del Estero el 33% y Formosa y San Juan, alrededor del 20%.
En una entrevista, el economista Alejandro Danon, del Laboratorio de Políticas Públicas para el Desarrollo Equitativo de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNT, sostuvo que Argentina ha crecido por debajo del promedio latinoamericano y que dentro de ese marco Tucumán exhibe los peores indicadores de la región.
El Diagnóstico de Crecimiento de Tucumán, elaborado con metodología de la Harvard Kennedy School, advierte que la provincia llegó a tener el cuarto Producto Bruto Geográfico per cápita más bajo del país y el tercer salario registrado más bajo entre las 24 jurisdicciones argentinas.
La investigación identifica la falta sostenida de inversión en infraestructura como una de las principales restricciones para el desarrollo económico tucumano.
La consecuencia está a la vista
El deterioro vial, la congestión de rutas, los tiempos crecientes de traslado, los mayores costos logísticos y la inseguridad asociada al tránsito pesado no son fenómenos aislados. Constituyen, según los especialistas, el resultado de años de desinversión combinados con un crecimiento poblacional que exige cada vez más capacidad y planificación.
Con el 80% de sus rutas provinciales en estado crítico y con índices socioeconómicos que se ubican entre los más bajos del país, Tucumán enfrenta un escenario complejo: la infraestructura dejó de acompañar el ritmo de su propia densidad demográfica y de su estructura productiva, y los indicadores nacionales lo reflejan sin matices.
