La inflación cede, pero la asfixia económica persiste en Tucumán. Enero expuso una realidad cruda: una familia tipo necesitó $857.182 para cubrir la Canasta Básica Total (CBT) y evitar la pobreza. La cifra, revelada por la Dirección de Estadística de la provincia, refleja el alto costo de vida en la región, pese a la leve desaceleración del índice inflacionario.
El informe revela un aumento del 2,6% en la CBT respecto a diciembre, superando el 2,2% del Índice de Precios al Consumidor (IPC). En tanto, la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que mide el umbral de indigencia, se ubicó en $408.182, exigiendo un gasto diario de $13.167 para no caer en la indigencia.
La carne vacuna se erige como el principal foco de tensión. Cortes populares como la nalga para milanesas y el asado experimentaron aumentos significativos, generando discrepancias entre las mediciones oficiales y los relevamientos de organizaciones como el Isepci, que reporta un reajuste del 10,4% en enero, un dato superior a los cálculos oficiales.
Mientras el Gobierno nacional destaca la recuperación de la confianza del consumidor, impulsada por la baja de la inflación y la leve mejora salarial, la cautela persiste ante la volatilidad de la economía y la persistente preocupación por el aumento de los precios de los alimentos.
En este contexto, la asistencia social juega un papel crucial. El Ministerio de Capital Humano asegura que la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentar cubrieron el 100,7% de la CBA en enero.
En definitiva, Tucumán enfrenta un panorama económico desafiante, donde la inflación cede tímidamente, pero el costo de vida sigue siendo una pesada carga para muchas familias.