A una semana del grave episodio de violencia ocurrido en la Escuela José Federico Moreno, en Monteros, la familia de la alumna de 10 años que resultó con una fractura continúa a la espera de definiciones claras en el ámbito educativo. El foco del reclamo ya no está puesto en el hecho en sí, sino en el desarrollo posterior de las actuaciones institucionales y en una reunión que había sido anunciada y que finalmente no se concretó como estaba previsto.
La madre de la niña, Judith Villarreal, expresó su malestar tras concurrir el miércoles pasado a la institución, día en el que según lo informado previamente debía realizarse un encuentro con participación del Ministerio de Educación, equipos técnicos, autoridades municipales, directivos y docentes.
El miércoles que pasó y una reunión que no se dio como se esperaba
De acuerdo a su testimonio, al llegar a la escuela no encontró una reunión interinstitucional formal, sino un taller general vinculado a la temática de la violencia escolar.
«Fuimos el miércoles porque nos dijeron que se iban a reunir todos los organismos, pero esa reunión no se hizo. Había un taller, pero nadie nos pudo explicar si lo otro se había suspendido o reprogramado”, señaló.
La madre indicó que no recibió una comunicación posterior que aclarara cómo continuará ese proceso ni cuándo se retomará el espacio anunciado.
Qué informó el ámbito educativo
En declaraciones previas, desde la supervisión escolar se había explicado que el caso estaba siendo abordado con intervención de equipos del GPI y SACE, dependientes del Ministerio de Educación, y que la alumna agresora se encontraba bajo seguimiento profesional desde meses anteriores.
Según se indicó, la situación se venía trabajando desde septiembre y todo el accionar institucional se encontraba documentado en actas, con intervención de especialistas del sistema de salud y educación.
También se aclaró que el manejo de redes sociales excede la competencia de la escuela y corresponde al ámbito familiar, mientras que la institución se enfoca en el resguardo pedagógico y emocional dentro del establecimiento.
Las actas y las medidas anunciadas
En el acta labrada tras el episodio, a la que tuvo acceso este medio, se deja constancia de medidas de carácter pedagógico y organizativo. Entre ellas, se menciona que la alumna involucrada retomaría la actividad escolar recién en febrero, en el marco de un período de recuperación, y que se priorizaría su atención por parte de especialistas antes de continuar con los contenidos educativos.
La madre de la niña agredida señaló que ella firmó el acta correspondiente, aunque manifestó incertidumbre respecto a la implementación de lo acordado, ya que —según explicó— no todas las partes habrían rubricado el documento.
El estado de la niña y el impacto familiar
Mientras tanto, la alumna agredida continúa con la pierna enyesada y bajo seguimiento médico. En los próximos días deberá realizar nuevos estudios para determinar si la fractura compromete el cartílago de crecimiento.
“Todavía estamos esperando estudios para saber cómo sigue la recuperación. Hoy la prioridad es la salud de mi hija”, expresó su madre.
También remarcó el impacto emocional que atraviesa la familia en este contexto, atravesado por la incertidumbre y la falta de información precisa sobre los pasos institucionales a seguir.
Antecedentes y abordaje previo
La madre reiteró que, según lo que fue informándose durante las reuniones posteriores al hecho, la alumna agresora contaba con antecedentes de situaciones complejas dentro de la escuela y que, desde el ámbito educativo, se había mencionado que se encontraba realizando tratamientos con acompañamiento profesional.
“Nos dijeron que la otra niña estaba siendo tratada, que esto ya se venía trabajando, pero como familia sentimos que faltó información y prevención”, expresó.
A la espera de definiciones
Por el momento, la familia de la alumna agredida espera que se retome el espacio de diálogo anunciado y que se brinden precisiones sobre cómo continuará el proceso institucional.