El consumo de carne vacuna en Argentina ha caído a su punto más bajo en más de un siglo, según un reciente informe de la Bolsa de Comercio de Rosario. La proyección para el 2024 estima un consumo de apenas 44,8 kg por habitante, un valor que no se veía desde 1920 y que se encuentra muy por debajo del promedio histórico de 72,9 kg.
Esta drástica caída se atribuye a una combinación de factores, entre los que destacan la profunda recesión económica que atraviesa el país y un cambio en los hábitos de consumo hacia proteínas más económicas, como el pollo y el cerdo.
La crisis económica ha reducido drásticamente el poder adquisitivo de los argentinos, obligando a muchos a buscar alternativas más accesibles a la tradicional carne vacuna. Esta tendencia, que se viene observando desde la segunda mitad del siglo pasado, se ha visto acelerada en los últimos años.
Además de la recesión, la oferta de carne también se ha visto afectada por la liquidación masiva de ganado en 2023, impulsada por el cierre de las exportaciones y la sequía. Se estima que el stock ganadero se redujo en 1,5 millones de cabezas, la mayor caída anual desde 2009.