La familia del adolescente de 13 años que atacó a una compañera dentro de un aula de la Escuela Media de Alderetes sostiene que el hecho pudo haber sido el desenlace de una situación de hostigamiento que, según aseguran, el menor padecía desde hace tiempo sin que la institución interviniera. La información dialogada por la familia coincide con lo publicado por LA GACETA en su cobertura del caso. La víctima continúa internada en cuidados intermedios del Hospital de Niños, con una evolución favorable.
“Le hacían bullying; la pasaba mal”
En una vivienda ubicada a pocas cuadras del establecimiento, el padre del alumno implicado interrumpe sus tareas, respira hondo y explica lo que sabe del episodio que conmocionó a la provincia. Según su testimonio, su hijo arrastraba un malestar silencioso:
“Los compañeros le decían ‘monito’, lo molestaban. Él estaba cansado del bullying que le hacían”, relata con preocupación.
El hombre asegura que jamás fue citado a la escuela por problemas de conducta y que el adolescente, que asiste a la institución desde la primaria, nunca había protagonizado episodios de violencia. “Es un chico tranquilo y callado. Si hubiéramos sabido lo que sentía, habríamos hablado con la directora”, lamenta.
El padre, empleado en una panadería y también albañil, sostiene que su jornada laboral le deja poco tiempo para compartir con sus hijos, aunque intenta conversar con ellos por las noches. Confiesa que el menor ya venía manifestando su rechazo a asistir a la escuela:
“Decía que no quería ir más. Nunca dijo por qué, hasta que pasó esto.”
El día del ataque
Según su versión, la directora le expresó sorpresa absoluta cuando lo convocó tras el hecho:
“Me dijo que él era el chico más tranquilo y callado, que no se metía con nadie.”
El adolescente estaba en la dirección, en estado de shock, pálido. Allí habría contado que fue empujado en la fila y que llevó el cuchillo desde su casa. El padre insiste en que no había antecedentes de disputas con la alumna herida ni con otros compañeros.
“Estamos mal, pasamos noches sin dormir”, añade. Confirma que el menor se encuentra contenido por profesionales de la Salud Mental.
Una hermana que reclama respuestas
La hermana del adolescente interviene en la charla y apunta a fallas institucionales:
“Él avisó a la preceptora que le hacían burla y ella no hizo nada. Ni acta, ni llamado.”
Sostiene que tras el ataque aparecieron nuevas versiones sobre situaciones previas de hostigamiento: que le tiraban un yogur, los útiles, la mochila.
“Sin culpar a nadie, parece que era el curso en general”, afirma.
También cuestiona la falta de comunicación:
“La escuela se mantuvo en silencio. Del Ministerio de Educación nadie vino a hablar.”
Y remarca la importancia de atender la salud emocional de los estudiantes:
“Muchas veces el bullying se minimiza. Para un niño, el ambiente importa muchísimo.”
La salud de la víctima
La estudiante agredida permanece internada en cuidados intermedios. Según fuentes sanitarias, presenta una evolución favorable, con parámetros estables. Su familia recibe acompañamiento psicológico y apoyo profesional tras el impacto del ataque.
La investigación
La Fiscalía de Menores, la Policía, Dinayf y el Ministerio de Educación trabajan para determinar qué ocurrió y por qué.
No existen reportes previos de conflictos entre el agresor y la víctima ni denuncias formales que anticiparan el desenlace.

