La clase media tucumana está sintiendo el impacto de la crisis económica, recortando gastos en supermercados y almacenes, especialmente en alimentos. Sin embargo, a diferencia de otros sectores, esta clase social se resiste a renunciar a sus aspiraciones sociales y culturales, priorizando el relacionamiento y la educación extracurricular por sobre otros gastos.
Según un estudio realizado por Sociología y Mercado Grupo Consultor, el principal problema que aqueja a los tucumanos es el sueldo que cada vez alcanza menos, seguido por la preocupación por las tarifas de los servicios públicos. Esta situación ha llevado a una disminución en las compras de alimentos y a un ajuste en gastos considerados «indulgentes» como salidas y compras de indumentaria.
No obstante, la clase media tucumana se muestra reticente a recortar gastos en actividades relacionadas con el relacionamiento social, la cultura y la educación extracurricular. Esta tendencia, según Roxana Laks, directora del grupo consultor, se debe a que este sector social no está dispuesto a resignar sus aspiraciones y busca mantener su estatus a pesar de la crisis.
El estudio también revela similitudes con la crisis de 2001, pero destaca una marcada esperanza en la mejora de la situación económica. Aunque la clase media se ajusta el cinturón en algunos aspectos, su resistencia a renunciar a sus aspiraciones sociales y culturales marca una diferencia significativa en su forma de afrontar la recesión.